CARIES DENTAL
Esta enfermedad se caracteriza por la aparición de perforaciones (“picaduras”) y daño a las estructuras dentales.
Se debe a diversos factores, entre los que destacan consumo excesivo de azúcares y alimentos procesados, acción de microorganismos
que viven en la boca, higiene bucal deficiente y predisposición hereditaria.
La caries es, junto a la gripe, la enfermedad más extendida en el planeta y una de las causas más importantes de incapacidad
laboral y escolar. Puede presentarse a cualquier edad, aunque es más común en niños y adultos jóvenes, y se estima que aproximadamente
90% de la población humana se verá afectada por ella en algún momento.
Como detalle curioso, cabe señalar que la incidencia de caries ha ido de la mano con el desarrollo de la civilización y
los cambios en la alimentación humana. De acuerdo con investigaciones arqueológicas y paleontológicas, los primeros vestigios
de este padecimiento se remontan al periodo Mesolítico (años 10000 a 6000 antes de Cristo), y su frecuencia aumentó en el
Neolítico (del 6000 al 2000 antes de nuestra era), es decir, cuando los pueblos se asentaron para dedicarse a la agricultura
y el pastoreo.
Lo anterior se ha confirmado a través de diferentes estudios comparativos, cuyos resultados señalan que las personas que
viven en comunidades con dieta basada en productos naturales presentan este problema con mucho menor frecuencia que los habitantes
de los grandes centros urbanos.
Así, la conclusión generalizada nos indica que los alimentos duros y sin refinar favorecen la autolimpieza de los dientes,
mientras los productos procesados, ricos en hidratos de carbono (azúcares y almidones) y que no exigen tanta masticación ni
fricción entre las piezas dentales, han dado lugar al aumento de este padecimiento bucal.
Caries del biberón o de la primera infancia. Afección que se distingue por la presencia de perforaciones
en los dientes de lactantes y niños pequeños, sobre todo en los incisivos superiores e inferiores.
También se debe a diferentes factores, pero el principal es la exposición constante de la boca y dentadura del pequeño
a refrigerios y líquidos azucarados (jugo, refresco, infusiones azucaradas y gelatina), lo cual se ve fomentado por higiene
incorrecta y uso prolongado del biberón, chupón y vaso entrenador.
Causas
- En la boca se alojan diversas bacterias, pero la que más se asocia con este problema es la llamada Streptococcus mutans,
que tiene la característica de convertir los alimentos, especialmente hidratos de carbono, en ácidos.
- Microorganismos, ácido, residuos de comida y saliva se combinan en la boca para formar una sustancia pegajosa (placa)
que se adhiere a los dientes y daña su esmalte o capa protectora.
- La placa comienza a acumularse a los 20 minutos de la ingestión de alimentos, tiempo en el que se presenta la mayor actividad
bacteriana. Si ésta no se remueve en forma rutinaria, las caries comienzan a presentarse y a progresar.
- Los alimentos pegajosos (pan, galletas, dulces) son más dañinos que aquellos que no lo son, pues permanecen adheridos
a la superficie dental.
- Consumir refrigerios aumenta el tiempo en que los ácidos permanecen en contacto con la superficie del diente.
- La caries de la primera infancia suele deberse al consumo frecuente y prolongado de líquidos azucarados; ello sucede,
por ejemplo, cuando se le da al bebé chupón o biberón con líquidos endulzados para que se quede en silencio o se duerma.
- Finalmente, se ha observado que las caries pueden presentarse con más frecuencia en algunas familias, lo cual se debe
a factores hereditarios que alteran la densidad de las piezas dentales, la resistencia del esmalte o la producción de saliva
(en este fluido hay factores inmunológicos que protegen a la boca de ciertas bacterias).
Síntomas
- Aparición de orificios visibles en el diente, los cuales casi siempre son de color oscuro y forma irregular.
- Dolor, aunque no suele producirse hasta que las caries son muy grandes y afectan los nervios o causan fractura dental.
- En ocasiones esta enfermedad se presenta con otros problemas, como dientes sensibles (sensación molesta al consumir alimentos
dulces, muy fríos o calientes) y gingivitis (inflamación y sangrado de las encías), de modo que hay problemas de masticación.
- En etapas avanzadas se pueden producir absceso o granuloma dental (conjunto de bacterias, tejido muerto y células de defensa),
así como destrucción de las estructuras internas del diente (pulpa), lo que genera incapacidad para morder con fuerza.
- Ante la falta de atención, llega a presentarse pérdida del diente.
Diagnóstico
- Es realizado por el odontólogo a través de la observación directa e historia médica del paciente.
- La mayoría de las caries son descubiertas en sus fases iniciales, siempre y cuando se realicen exámenes periódicos (cada
seis meses).
- Durante la exploración, la superficie dental afectada puede lucir suave al hurgarla con un instrumento puntiagudo.
- El dolor dental también suele manifestar la presencia de caries, pero sólo aparece en etapas avanzadas del problema.
- Las radiografías de la boca pueden mostrar algunas caries antes de que sean apreciables a simple vista.
Prevención
- La higiene oral es fundamental. En primer término, se deben cepillar los dientes por lo menos dos veces al día y emplear
hilo o seda dental al menos una vez en idéntico lapso. También se recomienda el uso de enjuague bucal con agentes antibacterianos.
- No se deben consumir alimentos al menos durante la media hora siguiente a la limpieza bucal.
- Es aconsejable someterse a proceso de limpieza profunda cada seis meses con el odontólogo.
- Algunos especialistas aconsejan tomar radiografías cada año para detectar posible desarrollo de caries.
- Los alimentos de consistencia pegajosa deben consumirse como parte de una comida y no como refrigerio; además, en la medida
de lo posible, la persona debe cepillarse los dientes o al menos enjuagarse la boca luego de ingerir estos productos.
- Se deben minimizar los refrigerios y bebidas que generan suministro continuo de azúcar en la boca.
- Muchos pacientes ignoran que tienen “dientes retentivos”, es decir, aquellos que de manera natural poseen
surcos en los que se pueden acumular microorganismos. En tal caso, se aconseja la colocación de selladores de fisuras y fosetas,
es decir, resinas que se aplican para crear superficies lisas en las piezas.
- Se recomienda el uso de crema dental o soluciones con fluoruro para prevenir la formación de lesiones dentales, ya que
este elemento se incorpora al esmalte y lo protege contra la acción de los ácidos bucales. También puede ingerirse a través
del agua y de suplementos.
- En el caso de bebés y niños pequeños, no se debe llenar el biberón con líquidos que contengan azúcar, como jugos, bebidas
gaseosas o té endulzado con azúcar o miel.
- Nunca se debe dejar al bebé en la cama con el biberón o chupón.
- Después de cada comida se deben limpiar las encías (y dientes) del bebé con gasa limpia (si el odontólogo lo recomienda,
use pequeña cantidad de pasta dental), a fin de remover la placa.
- Se debe comenzar con el cepillado tan pronto como le salgan los dientes al pequeño, y debe hacerse junto con él, al menos
a la hora de ir a dormir, para corregir su técnica. La cantidad de pasta a usar debe ser pequeña (no mayor al tamaño de un
chícharo).
- Se recomienda adoptar el uso de hilo dental cuando todos los dientes primarios o “de leche” hayan aparecido
(aproximadamente a los dos años y medio).
- Se deben inspeccionar regularmente los dientes del niño y comenzar las visitas al odontólogo a los 2 a 3 años de edad.
Tratamiento
- Las estructuras dentales destruidas no se regeneran, pero es posible detener el avance del padecimiento, restaurar el
diente y evitar complicaciones.
- Básicamente, la labor del odontólogo consiste en eliminar el material afectado por las bacterias con ayuda de una fresa
o taladro dental, aunque también se ha incorporado el uso de rayo láser. A continuación, el diente se reconstruye con ayuda
de aleaciones de metales, o bien, porcelana o resina compuesta, cuya apariencia semeja la de la pieza.
- Ahora bien, cuando la caries es muy grande y la estructura dental sana es limitada, se debe eliminar la parte dañada y
luego se coloca una cubierta o “tapa” (corona) sobre la porción de la pieza dental que queda. Dichas estructuras
suelen fabricarse en oro, porcelana o porcelana fundida con metal.
- Si la infección ha ocasionado la muerte del nervio del diente, se recomienda practicar endodoncia. Este procedimiento
consiste en eliminar no sólo la porción afectada del diente, sino también el nervio y tejido interno (pulpa); luego se rellena
la pieza y se le puede colocar una corona cuando sea necesario.
- Por lo general los tratamientos oportunos no son dolorosos, pero en casos graves y personas sensibles puede requerirse
anestesia para aliviar el dolor durante o después de la intervención.
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